Casa de Rufino

Hay que decir que la primera vez que fuimos no había mucha información. Estábamos con una pareja a la que preguntamos si estarían dispuestos a hacer algún reconocimiento. En Google Earth pudimos ver los bordes del lago y pensamos que era posible llegar a Playa Chifrón cerca de Capachica en el borde del lago con sólo unas pocas horas de caminata. Así que llegamos a Escallani y conocimos a Rufino, que nos recibió en su pequeña casa sobre el lago, cerca del pueblo.

Las habitaciones y la sala común rodean un hermoso patio que se abre a la inmensidad del lago Titicaca. Las camas tienen sábanas y almohadas limpias y las pequeñas habitaciones son agradables. Pero lo que hace que el lugar sea tan encantador es la acogida de Rufino y su familia, su amabilidad y su preocupación constante por la comodidad de sus huéspedes.

Desde la comunidad de Escallani solemos partir con Rufino por antiguos caminos incas que descubrimos durante nuestro primer reconocimiento. Después de tres horas de caminata por un balcón sobre el lago llegamos a una pequeña caleta donde nos espera Gerardo, el esposo de Flora Borda, en Amantaní.

Pero los visitantes que quieran quedarse más tiempo en Escallani tienen mucho donde elegir en cuanto a visitas. Se indican en la página de Escallani en los destinos.

Rufino es un querido amigo nuestro y todos los viajeros que lo visitan se deshacen en elogios hacia él.